20 septiembre 2007

Tratando de rescatar la realidad de la fantasía

¿Quién eres?
-Soy yo. El del nombre gracioso según tu.
No entiendo. ¿Quién habla?
-¿No recuerdas? Te conocí el domingo, estabas borracha.
¿En dónde? ¿El domingo? Lo siento, si estaba muy ebria. No recuerdo haber conocido a nadie.
-Bueno. Te conocí en el metro. Platicamos todo el camino. Tuviste que bajarte en Dornbusch. Dijiste que te llamara. ¿Cuándo nos vemos?
Lo siento, estoy a punto de dormirme. Estoy leyendo (a Auster). No recuerdo nada, lo siento.
-Adios.


Ahí estaba el. Tras el teléfono. Su llamada me paralizó. Trato de rescatar la realidad de la fantasía, sin embargo, no es nada fácil. La memoria nos traiciona. Una buena memoria haría de nuestra realidad algo totalmente distino.
¿Bueno?
No lo sé.


Moraleja:
Cuando estén tristes y vivan con una alcohólica, no dejen que los lleven a algún bar. Seguro los tratarán de reanimar, les comprarán Apfelweins, Tequilas, Jägermeisters, Whiskeys (para recordar los buenos tiempos) y acabarán borrachos y perdidos en la nada. La alcoholica seguramente los abandonará en ese mismo bar, donde su fantasía y su realidad se mezclarán, y no acabarán de mezclarse hasta que se enteren que conocieron a alguien y no saben nada de él.

1 comentario:

UOA dijo...

Lo único que se me ocurre decir:

waaaaaaahaa!!!

TQ/H&K