¿Cómo habrá nacido la discriminación? ¿Serán nuestros ojos los culpables de ella? ¿O pudiera ser que si no tuvieramos ojos, inventaríamos otra manera de discriminar: por medio de olores, sabores o texturas?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario