10 junio 2007

Toronto Airport


Ya empezó el viaje. De hecho desde ayer. Mi despedida fue casi surreal. Íbamos a la Bipolar, y manejé porque el Guevas no estaba en mejores condiciones que yo. Nos paró el alcoholímetro. Casi me quedo en México. Que horror. Salí 0.37 de 0.40 que es el límite. Tuve suerte, nunca había latido así mi corazón. Pensar que mi avión se iba me hacía sudar. Pero buena suerte, llegamos invictos a la Bipolar. Ahora estoy en el Aeropuerto de Toronto, cruda y cansada, pero bueno, nada grave. En unas horas más estaré en camino a Frankfurt. Espero no marearme tanto como en el otro vuelo. Casi vomito. Buena peda eh.

1 comentario:

UOA dijo...

Iki,

No estaba tan mal el sábado...bueno...la verdad es que sí....pero hubiera sido más irresponsable el que yo manejara...¿Por qué no manejaron Rich o Alex?....


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